Conocemos como bruxismo la acción de rechinar y apretar los dientes superiores con los inferiores, de manera habitual e involuntaria, que puede llegar a producir un desgaste dental importante. Puede ocasionarse por el día /o por la noche, siendo más difícil de controlar mientras dormimos.
Se trata de una afectación que se produce muy frecuentemente en la población. En algunos casos, la persona que lo padece no es consciente de este problema, sobre todo si se produce cuando duerme. Su prevención y tratamiento es crucial para evitar los posibles problemas derivados de esta acción en las piezas dentales, que pueden afectar a la estética, la articulación y la fijación de nuestros dientes.
Tipos de bruxismo
Encontramos dos tipos de bruxismo; diurno y nocturno. Aunque poseen las mismas manifestaciones y consecuencias, su tratamiento demanda acciones diferentes.
Bruxismo diurno
El bruxismo diurno se caracteriza por rechinar y/o apretar nuestros dientes superiores e inferiores durante el día. En muchas ocasiones, la persona lo hace de manera automática, sin ser demasiado consciente. No obstante, es posible darse cuenta de ello gracias al nivel de conciencia que ofrece la vigilia.
Bruxismo nocturno
El bruximo nocturno, como su propio nombre indica, es el rechinar de dientes que se produce mientras dormimos. Se trata del tipo de bruxismo más inconsciente y difícil de tratar, pues la falta de conciencia nos impide actuar sobre él de manera natural. Por ello, su tratamiento incluye férulas que protegen a los dientes del desgaste que producen estas acciones.
En este caso, esta afectación se considera un trastorno de movimiento relacionado con el sueño, que puede desencadenar en otros trastornos de esta categoría que también necesitan supervisión médica y tratamiento, como la apnea del sueño.
¿Qué causa el bruxismo?
El bruxismo no posee una causa determinante; más bien está provocado por un conjunto de características personales.
Se considera que el estrés, la ansiedad y/u otros trastornos que impliquen una elevada activación muscular son claros causantes del bruxismo diurno y nocturno. Por ello, este trastorno puede estar presente con mayor frecuencia en personas cuyas características personales y/o ambientales les generen tensión constante, o bien en épocas de mayor estrés (como exámenes, adaptaciones a nuevas rutinas y/u otras situaciones pasajeras…)
Otros problemas que pueden justificar su afectación son alteraciones dentarias, problemas musculares, y posibles problemas genéticos. Existen otros trastornos mentales que pueden estar relacionados con el bruxismo; los trastornos de demencia, Parkinson y TDAH son algunos de ellos.
El bruxismo es, además, un trastorno hereditario, por lo que puede transmitirse de generación en generación a través de factores genéticos.
Por último, existen algunos tipos de medicamentos y estimulantes que pueden provocar bruxismo. Los fármacos antidepresivos pueden generar una sobreactivación de los músculos de la mandíbula. Las sustancias estimulantes, como el alcohol y otras drogas, también pueden producir este problema.
¿Qué síntomas se experimentan en el bruxismo?
Los síntomas son de gran importancia, pues muchas de las personas afectadas son conscientes de su trastorno gracias a ellos. Algunos de los más frecuentes son:
- Desgaste dental, ocasionado por la constante presión de las piezas dentales superiores con las inferiores. Este síntoma supone el más revelador de este trastorno, pues es fácilmente identificable por dentistas. No obstante, se trata de síntoma no exclusivo del bruxismo, pues puede darse como consecuencia del tipo de alimentación.
- Sensibilidad dental, ocasionada por el desgaste de la capa que recubre los dientes. Se trata de un síntoma muy fácil de diagnosticar, pues produce molestias al tomar alimentos fríos y/o calientes.
- Malos hábitos de sueño: El insomnio y/o el despertar constante pueden revelar problemas de bruxismo, pues pueden estar causados por la elevada presión que ejercen los dientes al chocar entre sí. El bruxismo se asocia con otros trastornos que se presentan mientras dormimos, como la apnea del sueño.
- Dolor de cabeza, oído y/u otras estructuras cercanas, debido a la presión ejercida a través de la mandíbula. Los músculos de la cara también pueden verse afectados.
¿Qué hacer si padecemos Bruxismo?
Aunque en ocasiones es la persona que padece bruxismo la que identifica el problema, esto no siempre ocurre así. Son muchas las personas que desconocen que poseen este trastorno, pues han creado una habituación excesiva a sus síntomas y/o se manifiesta mientras duermen, lo que impide tomar conciencia de sus presiones.
Este problema puede identificarse y tratarse en la consulta de nuestro dentista de manera efectiva. Aquellas personas conscientes de padecer el trastorno deben acudir al odontólogo para que sea el profesional el que determine el alcance del bruxismo, así como el tratamiento a llevar a cabo. Las visitas rutinarias son especialmente importantes para aquellas personas que no son conscientes de padecerlo, pues permiten detectar este problema. En ambos casos, la visita a nuestro centro odontológico resulta crucial.
El diagnóstico del bruxismo se completa, en la mayoría de los casos, con un estudio radiográfico que permita conocer el alcance de la presión ejercida y el desgaste de la estructura dental.
Tratamientos del bruxismo
El tratamiento dependerá del factor causante del bruxismo. Es muy recomendable atajar el problema desde su base, por lo que deberemos actuar de manera directa en las causas que lo provocan.
No obstante, en el bruxismo nocturno se recomienda el uso de férulas de descarga nocturnas, cuya función es proteger los dientes durante periodos de inconsciencia. Con ellas, prevenimos mayores desgastes, aunque se trata de un recurso temporal que debe ser usado mientras se resuelven las causas que lo originan.
Cuando el bruxismo se ocasiona debido a una mala alineación de los dientes y/o una mordida inadecuada, el uso de ortodoncia puede solucionar este problema de manera satisfactoria. La cirugía también puede ser la solución definitiva a nuestros problemas de rechinamiento y rozamiento de dientes.
Consejos para aliviar el dolor causado por el bruxismo
- Evitar la masticación de alimentos que favorezcan una presión elevada y/o repetitiva, como chicles, nueces y/u otros alimentos duros.
- Realizar masajes en las zonas afectadas (encías, músculos de la mandíbula) como recurso para eliminar la tensión de manera alternativa y aliviar el dolor producido por el rechinamiento de dientes.
- Realizar ejercicios fisioterapéuticos centrados en los músculos faciales, con el fin de canalizar la tensión generada y conseguir una relajación muscular óptima. Seguir una pauta establecida por un profesional puede eliminar el hábito constante de rechinar y/o apretar los dientes.
Consejos para aliviar el estrés y la ansiedad
- Aprender técnicas de relajación que pueden provocar una mejora de nuestra tensión muscular, y evitar así el bruxismo. Estas técnicas de relajación pueden actuar de manera general, centrarse en los músculos de la mandíbula y/o combinar estas dos opciones.
- Puede ser interesante acudir a la consulta de psicología, para obtener recursos que permitan liberar nuestro estrés.
- Realizar hábitos que ayuden a distraer la mente de pensamientos estresantes, como leer, escuchar música, pasear y/o realizar deporte. Estos hábitos suelen ser muy personales, por lo que es la propia persona la que debe identificar aquellos más recomendables para si misma.
- Llevar una rutina de sueño adecuada, que permita dormir 8 horas diarias, con el fin de otorgar un mayor descanso a nuestro cuerpo y aliviar, así, el cansancio y las preocupaciones que pueden estar ocasionando el estrés.
El bruxismo, por tanto, es un trastorno cuyos síntomas pueden producir diferentes molestias y desgastes en las piezas dentales. Es importante, por ello, solucionar este problema. Acudir a la consulta de nuestro dentista es el primer paso para diagnosticar el bruxismo y prevenir mayores consecuencias.