¿Qué cuidados debo darle a mi cepillo de dientes?

Conseguir una buena salud bucodental posee muchas ventajas para nuestra salud general. Llevar una alimentación adecuada, realizar una higiene dental correcta y acudir a las revisiones recomendadas por nuestro dentista son factores clave para conseguirlo. Si hablamos de la higiene bucodental, resulta importante, además, poner atención a las herramientas que usamos para ello; su homologación, calidad y cantidad nos ayudarán a conseguir una sonrisa limpia y sana.

La importancia de la higiene bucodental

El Consejo General de Dentistas de España recomienda realizar una higiene bucal completa después de cada comida. De esta manera, se eliminan los restos de alimentos y la saliva recupera su PH adecuado.

Una completa higiene bucodental se consigue usando los elementos adecuados: el cepillo de dientes, la pasta dentífrica, el enjuague bucal y el hilo dental suponen las herramientas básicas para poder disfrutar de unos dientes y encías sanos y bonitos. Estos productos deben cumplir con las necesidades y particularidades de nuestra boca. La calidad garantiza un resultado y limpieza óptima en nuestra boca.

El cepillo: Elemento básico en nuestra higiene bucodental

El cepillo dental es uno de los principales elementos que necesitamos para poder realizar una higiene bucodental correcta. Supone la herramienta encargada de limpiar nuestros dientes, a través de la fricción contra el esmalte y de la expansión de la pasta dentífrica por todas nuestras piezas dentales.

Cepillarse los dientes con el cepillo equivocado, desgastado y/o de baja calidad puede interferir significativamente en el resultado del cepillado, provocando una limpieza inadecuada que pueda, a medio y largo plazo, provocar problemas dentales.

Por ello es importante saber cómo debemos elegir el cepillo dental correcto, y cómo debemos conservarlo tras cada uso.

¿Cómo elegir el cepillo de dientes adecuado?

Basta con recorrer cualquier supermercado y/o parafarmacia para darnos cuenta de la cantidad de cepillos de dientes que existen; eléctricos, manuales, y entre estos últimos, con cerdas más o menos duras.

La elección entre un cepillo eléctrico o manual depende de gustos y necesidades. El objetivo principal es usarlo de manera correcta, realizando una limpieza completa tres veces al día.

Se recomienda usar un cepillo de cerdas suaves-medias, con el fin de evitar grandes presiones en las encías y desgaste del esmalte.

¿Qué cuidados necesita mi cepillo de dientes?

Veamos los cuidados básicos que necesita nuestro cepillo de dientes para que su uso nos ofrezca el mayor número de beneficios.

Evitar manipularlo con las manos sucias

Nuestras manos están en contacto con infinidad de elementos que contienen una gran acumulación de bacterias. Estas bacterias se depositan en nuestros dedos, y contagian todo aquello que tocamos con ello. También nuestro cepillo de dientes.

Evidentemente, un cepillo de dientes sucio que accede a nuestra cavidad bucal está expandiendo sus bacterias por toda ella, lo que puede provocar infecciones y otros problemas.

La manera más efectiva de conseguir que esto no ocurra es realizar un lavado de manos completo antes de manipular el cepillo, para disminuir el número de bacterias que se depositarán sobre él y, en consecuencia, sobre nuestra boca.

Enjuagar el cepillo tras su uso

Con las manos limpias, procederemos a manipular el cepillo, realizar la higiene dental y enjuagar las cerdas de manera minuciosa. El objetivo principal será eliminar cualquier resto de comida y/o pasta dental, por lo que deberemos conseguir que el agua fluya entre las cerdas más juntas. Frotaremos con los dedos para conseguir que la limpieza sea más efectiva.

Su secado y guardado

Una vez nuestro cepillo esté limpio, deberemos guardarlo en un lugar fresco y seco, con el fin de evitar la humedad y propiciar su secado. Evitaremos taparlo antes de haberse secado.

Es recomendable guardar el cepillo de manera vertical, con las cerdas hacia arriba. Evitaremos que comparta espacio con otros cepillos dentales, así como con otros elementos del baño. La mejor opción es otorgarle un lugar exclusivo en nuestro baño, donde pueda reposar sin contacto con otros objetos mientras no lo usemos.

Saber cuándo cambiar el cepillo de dientes

El cepillo de dientes sufre un gran desgaste como consecuencia de su frecuente uso. Esto puede generar un empeoramiento de su calidad y, por tanto, un menor resultado en su uso. Es necesario detectar las señales que nos informan de que va siendo hora de cambiarlo.

Algunas de estas señales son:

  • Cerdas abiertas: Fruto de los constantes usos, las cerdas van deformándose poco a poco y abriéndose entre ellas. Esta modificación de su forma produce un cepillado más inexacto e irregular, que afecta significativamente a su resultado. Un cepillo con las cerdas despeinadas necesita ser repuesto por otro nuevo.
  • Enfermedad: Reponer el cepillo cada vez que estemos enfermos es una muy buena manera de evitar que las bacterias pasen al cepillo y vuelvan a nuestro organismo a través del cepillado, contagiándolo nuevamente. Aunque el cepillo sea nuevo y/o no esté despeinado, es recomendable cambiarlo siempre que estemos enfermos.
  • Cada 3 meses de uso: Los odontólogos recomiendan no alargar la vida útil de un cepillo de dientes más allá de los 3 meses, pues se considera que, para ese entonces, se ha desgastado lo suficiente para no realizar un buen cepillado. No obstante, el cepillo puede cambiarse antes de los 3 meses si observamos las señales comentadas anteriormente.

¿Cómo cepillarse los dientes de manera correcta?

Además de llevar a cabo la operación tres veces al día, coincidiendo con cada comida, el cepillado debe realizarse de manera correcta con el fin de conseguir todos sus beneficios.

Para realizar un buen cepillado dental deberemos conocer la frecuencia, la duración y las técnicas correctas.

  • Frecuencia: Debemos realizar la higiene dental tres veces al día, posteriores a cada comida.
  • Duración: La duración mínima recomendada del cepillado es de 2 minutos.
  • Técnica: El cepillado correcto debe alcanzar todas las piezas dentales.

Seguir un orden nos ayudará a no olvidar ninguna parte de la boca por cepillar:

  • Las caras exteriores deben lavarse realizando movimientos circulares con el cepillo, sin apretar en exceso. Para limpiar las caras interiores, podemos poner el cepillo en horizontal, limpiando uno por uno los dientes para asegurarnos una limpieza óptima. Deberemos, también, frotar ligeramente sobre las encías, pues es la zona donde más suciedad se acumula.
  • Los dientes que quedan en el interior de la cavidad bucal (muelas) deben limpiarse de manera horizontal, realizando un barrido completo en todas direcciones, especialmente de detrás hacia adelante y viceversa. Las caras exteriores e interiores de estas piezas también deben ser tenidas en cuenta, aunque permanezcan escondidas.
  • Por último, dedicaremos unos segundos a cepillar la lengua. Algunos cepillos contienen unas cerdas especiales para ella. La lengua alberga muchas bacterias y gérmenes, que deberán ser higienizadas para evitar que contaminen la cavidad bucodental.

El cepillado con cepillo eléctrico sigue los mismos pasos, no obstante los movimientos del propio cepillo permiten relajar aún más la presión ejercida sobre las encías y los dientes. Su constante fricción, junto con una presión excesiva, puede provocar problemas de encías.

La higiene completa precisa de otros elementos de limpieza que deben usarse como complemento al cepillado, como son los enjuagues y el uso del hilo dental. También resulta recomendable realizar al menos una limpieza profesional anual.

Además de realizar una buena limpieza bucal tres veces al día, es importante acudir a la clínica odontológica con frecuencia para poder realizar las revisiones oportunas y descartar problemas bucodentales. Tu salud bucal refleja tu salud general. ¡Mantente sano!

 

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